Cuando uno piensa en las bolsas la primera imagen que le puede venir a la cabeza es la de un enjambre de hombres estresados mirando un gráfico en una pantalla de ordenador y hablando por teléfono, transmitiendo órdenes frenéticas. Pero realmente es una imagen de hace diez años.
Ahora los parqués están vacíos. Ahora, un chip, dentro de un gigantesco ordenador, es el que toma millones de decisiones por segundo que afectan a la economía mundial, a nuestras finanzas personales y a nuestro bienestar. Son lo que algunos han calificado como robots de depredadores de mercados.
Se trata de algoritmos informáticos ultrarrápidos, capaces de operar en 0,001 segundos, y que están tomando el control de los mercados sin que nos demos cuenta. Europa ya quiere limitar estas auténticas máquinas especuladoras capaces de hundir Wall Street, la principal bolsa del mundo, en cuestión de minutos. Ya ha pasado.
Fue el 6 de mayo de 2010, a las 14,45, y se conoce como el Flash Crash (desplome repentino). La bolsa de Nueva York sufrió una caída súbita de mil puntos (alrededor del 9%) después de que un robot de un fondo lanzara automáticamente la orden de venta 75.000 contratos de futuro por valor de 4.100 millones de dólares y llevara el pánico al parqué.
Fue en cinco minutos. No hubo tiempo de reacción. El algoritmo de negociación de un robot fue el causante, pero no se pudo descubrir cómo llegó ese robot a ejecutar la orden. Veinte minutos más tarde, el mercado había recuperado la mayor parte de la caída de 600 puntos, pero ya se había registrado la mayor oscilación en puntos (-998,5 puntos/+1.010,14 puntos) en un día de la historia del Dow Jones desde el crack de 1987. Fue un agujero negro en la economía mundial.
Misteriosos algoritmos están operando cada minuto de cada día en las bolsas de valores de los principales países desarrollados. No se sabe cómo funcionan o por qué. Entidades desconocidas por razones desconocidas están enviando miles de órdenes de un segundo a través de las bolsas electrónicas. A menudo, los precios de compra o venta que están ofreciendo están tan alejados del precio de mercado que no parecen tener ninguna lógica.
De hecho, es difícil saber exactamente qué están haciendo o medir su impacto. ¿Están haciendo algo ilícito? Si es así, ¿qué? Incluso se pueden plantear otras dos preguntas más inquietantes: ¿son capaces de ponerse de acuerdo?, ¿los patrones que utilizan para funcionar son espontáneos, están programados o van aprendiendo ellos mismos de su propio funcionamiento?
'Ciberjungla bursátil'
Estos interrogantes llevaron a un grupo de investigadores de la Universidad de Miami a estudiar el fenómeno de los robots y a documentar sus conclusiones en un artículo publicado en Nature Scientific Reports, en el que advierten del surgimiento de todo un "ecosistema" de lo que califican como robots depredadores de mercados.
Según estos investigadores, el mundo financiero puede transformarse de forma súbita en una ciberjungla dominada por agresivos algoritmos bursátiles. "Esos algoritmos pueden operar tan rápido que los humanos son incapaces de participar en tiempo real y, en su lugar, surge un ecosistema de robots ultrarrápidos para tomar el control", explica Neil Johnson, uno de los autores del estudio.
Lo más rápido que una persona puede reaccionar ante un peligro es aproximadamente un segundo. Algunos cálculos han medido que un jugador maestro de ajedrez puede tardar en reaccionar en torno a 650 milisegundos. Estos algoritmos, sin embargo, pueden operar en una fracción de un milisegundo, es decir, en 0,001 segundos. Mil veces más rápido que cualquier humano.
Este estudio encontró, entre enero de 2006 y febrero de 2011, un total de 18.250 acciones extremas en los mercados bursátiles que sucedieron en menos de 1,5 segundos, incluyendo alzas de precios y caídas financieras.
¿Cómo funcionan?
Los algoritmos parten de un sistema de pensamiento similar al de cualquier operador bursátil: identificar las oportunidades comerciales en los mercados. La diferencia es que los robots son capaces de detectar las fugaces diferencias entre el precio de mercado y el precio que la máquina considera que debería ser, y es capaz de reaccionar más rápido que nadie.
Se llama la "carrera hacia cero" y ha generado inversiones por miles de millones de dólares y euros gracias a ordenadores con las conexiones lo más rápido posibles. Se trata de generar auténticos depredadores bursátiles.
De hecho, algunos de los robots más famosos por sus brillantes resultados tienen nombres bélicos o apocalípticos: Tidal Wave (ola gigantesca), Fire Horse (caballo de fuego), The Knife (El cuchillo), etc.
Esta negociación bursátil de alta frecuencia -que es el nombre técnico de la operativa que se lleva a cabo a través de un algoritmo informatizado sin ninguna o muy poca intervención humana- es uno de los temas que más preocupa en la Unión Europea, que está preparando una nueva regulación para hacer un marcaje total a esta técnica.
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