viernes, 1 de mayo de 2015

Satelite lunar espia

El cohete lunar soviético y el satélite espía estadounidense

A finales de los años 60 el programa Apolo estaba a punto de poner un ser humano en la Luna gracias a un generoso desembolso de dinero que muchos consideraban excesivo. Porque, ¿y si después de todo la Unión Soviética no tuviese un programa lunar?¿Y si los Estados Unidos estuviesen compitiendo únicamente contra ellos mismos? Al fin y al cabo, el secretismo con el que las autoridades soviéticas gestionaban las actividades espaciales impedía conocer con seguridad si la URSS podía ganarle la partida al Apolo o no.
Cohete lunar N1 soviético (Novosti Kosmonavtiki).
Pero el gobierno estadounidense sí sabía a ciencia cierta que los soviéticos iban en serio. La URSS estaba construyendo un cohete gigante equiparable al Saturno V cuyo propósito era claramente competir con el Apolo. El misterioso lanzador se denominaría provisionalmente como G-1 o SL-15, pero los medios de comunicación occidentales seguían dudando de su existencia. Sin embargo, el gobierno no podía hacer públicas las evidencias que demostraban que el cohete lunar soviético era real, porque dichas evidencias habían sido obtenidas por una ultrasecreta flotilla de satélites espía.
Durante décadas, las imágenes realizadas por estos satélites espía han permanecido clasificadas, aunque en 2002 se hicieron públicas las obtenidas por los satélites KH-4 CORONA. El misterioso cohete lunar soviético era en realidad el N1, construido por la oficina de diseño OKB-1 (TsKBEM) de Serguéi Koroliov. Y, efectivamente, su misión era lanzar el complejo tripulado L3 con el fin de poner un hombre en la superficie de la Luna antes que Apolo. En las imágenes del KH-4 obtenidas en septiembre y octubre de 1968 se podía ver claramente a un N1 en una de las dos rampas de las que disponía este lanzador en el complejo del Área 110 de Baikonur. En realidad no se trataba de un vehículo operativo, sino de la maqueta 1M1, construida para los ensayos de las tripulaciones de tierra y que carecía de torre de escape (SAS) en el extremo. En cualquier caso, las imágenes del CORONA demostraban más allá de cualquier duda la existencia del monstruoso lanzador soviético.
Imagen del N1 1M1 en la rampa obtenida por un KH-4 CORONA el 2 de octubre de 1968 (NRO/Charles P. Vick/globalsecurity.org).
Otra imagen del N1 1M1 obtenida el 24 de septiembre de 1968 (NRO/Charles P. Vick/globalsecurity.org).
Pero las fotografías del CORONA, aunque buenas, dejaban mucho que desear. Su resolución impedía discernir los principales detalles del N1. No obstante, el cohete también había sido fotografiado en su rampa por un KH-8 GAMBIT-3, más avanzado y con mayor resolución que el CORONA. El GAMBIT era capaz de obtener imágenes con una resolución media de 60 cm, aunque en una fase posterior alcanzó resoluciones de casi 6 cm. Hasta el pasado septiembre, las características de esta serie de satélites, así como las fotografías realizadas por los mismos, eran absoluto secreto. Entre las imágenes recientemente desclasificadas del GAMBIT podemos ver una del N1 1M1 donde se aprecia el incremento de resolución con respecto a las borrosas fotografías del CORONA.
Imagen recientemente desclasificada del N1 tomada el 19 de septiembre de 1968 por un KH-8 GAMBIT (NRO).
Satélite espía GAMBIT, desclasificado en 2011 (NRO).
Misión típica del GAMBIT (NRO).
Cosmódromo de Baikonur visto por un satélite KH-9 HEXAGON en agosto de 1984 (NRO).
Esta fue la imagen que la CIA presentó al administrador de la NASA James Webb para demostrar la existencia del N1 y del programa de alunizaje soviético. A partir de esta fotografía, la CIA construyó una maqueta del complejo de lanzamiento que también ha permanecido clasificada hasta el año pasado. Ante estas evidencias, George Low -encargado del programa Apolo- decidió saltarse las más elementales reglas de seguridad y propuso mandar la siguiente misión Apolo, el Apolo 8, alrededor de la Luna. Aunque Webb se mostró reticente al principio, finalmente cedería y daría el visto bueno a la primera misión tripulada fuera de la Tierra. Bien es cierto que la principal amenaza al programa Apolo no era el proyecto N1-L3, que arrastraba un retraso considerable y que presentaba un gran número de problemas técnicos sin resolver, sino el relativamente modesto programa de sobrevuelo lunar Zond/L1. De hecho, de no haber sido por la funesta racha de lanzamientos fallidos del cohete Protón, la URSS podía haber tenido una oportunidad real de adelantarse al Apolo en una misión de sobrevuelo lunar.
Mauqeta del N1 y su rampa de lanzamiento construida por la CIA (Wayne D. Day/The Space Review).
El N1 también fue fotografiado por el KH-9 HEXAGON, otro satélite desclasificado en septiembre de 2011, pero todavía no hemos podido ver las imágenes de este lanzador realizadas en 1968. El 3 de julio de 1969, el segundo lanzamiento del N1 resultó en fracaso, destruyendo la rampa de lanzamiento al caer el enorme cohete sobre la misma. Las cicatrices de este accidente también quedaron documentadas gracias a las imágenes de los satélites espía norteamericanos. Los EEUU ya no tenían nada que temer. Poco después, Armstrong se convertía en el primer hombre en pisar la Luna. La carrera lunar había terminado.
Así vio la CIA los resultados de la explosión del segundo cohete N1 en la rampa de lanzamiento de la derecha, en julio de 1969. La foto fue tomada por un satélite espía Corona un mes más tarde (NRO).
Satélite espía HEXAGON (NRO).

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